martes, 17 de diciembre de 2013

INVIRTIENDO EL VASO INVERTIDO



Este experimento es mundialmente conocido, casi todos lo hemos hecho de niños, y hemos quedado sorprendidos con el efecto casi mágico, cuando todavía los principios básicos de la física no están en el interior de nuestros pequeños cerebros.


 
1.- Añade un poco de agua en un vaso. No es necesario llenarlo hasta el borde. 

2.- Coloca un papel sobre él. 

3.- Sujetando el papel con una mano vuelve el vaso con rapidez boca abajo con la otra.  

4.- retira la mano que sujeta el papel y verás que ni el papel ni el agua se caen.  



En unas jornadas en Salamanca, un profesor de granada, nos plantea algo muy curioso, si el papel es capaz de aguantar el agua del interior de un vaso, el experimento debería funcionar de forma invertía, es decir, con un vaso de agua sobre la mesa lleno de agua, si colocamos un papel encima tendríamos que ser capaces de levantar el vaso con el agua dentro.

Pues manos a la obra y aquí esta el resultado.



Por que sucede esto: 

            Sería erróneo creer que el vaso sólo contiene agua y no contiene aire, a pesar de que la hoja de papel está muy pegada al líquido. Por supuesto, en este recipiente hay aire. Si entre dos superficies planas que están en contacto, no hubiera una capa de aire, sería imposible levantar ningún objeto colocado sobre la mesa. Para ello habría que vencer la presión atmosférica. Al cubrir la superficie de agua con una hoja de papel, siempre dejamos una delgada capa de aire entre ellas.
Para conseguir subir el vaso, debemos combar un poco la hoja de papel hacia el interior para hacer salir algo de aire, y al volver a su posición de reposo.
el espacio para el aire que había entre el agua y el papel (o la lámina); es mayor que el inicial, por lo cual el aire se rarifica y su presión disminuye.
Ahora la hoja de papel sufre la acción de toda la presión atmosférica (desde afuera) haciendo un efecto ventosa, que hace posible levantar el peso del vaso más el del agua.